lunes, 18 de mayo de 2009

¡Un puñete a la derecha! (o: No me forreen, soy disidente)

Haciendo zapping acabo de ver en el programa de Grondona a Prat Gay, hablando con el energúmeno de... ¡distribución de la riqueza, los pobres y que el gobierno aplica la teoría del derrame!

Duré dos minutos, pero me quedé pensando que después de la charla con Biolcati, el que va al programa con otra intención que no sea la de decirle que es un golpista miserable y enrostrarle esa conversación para a continuación retirarse, es por uno de dos motivos:

O está de acuerdo con la idea del energúmeno, conválidándola con su presencia sin haberle hecho ninguna crítica pública como es el caso del Alfonso y casi toda la oposición.

O le faltan testículos para decirlo, como a Reutemann y Schiaretti cuando los forreó el agrogarca con su ofensa a Evita.

¿Qué convicción en sus ideas democráticas o doctrinarias demuestran aquellos que guardan silencio cuando las mismas son atacadas de manera tan vil? Lo menos que esperamos de nuestros pretendidos dirigentes es que reaccionen como personas comunes cuando se ataca su dignidad de cualquier manera. Eso no se negocia, aunque la respuesta sea un trompazo y mañana te critique Don Verídico. ¿O sus ideas no constituyen parte de su dignidad? ¿Estarán tal vez en un segundo nivel que no merece ser defendido? ¿Qué cosas formarán parte del primer nivel?

Sí. Sólo su ambición personal. Son "correctos".

¡Volvé Jaroslavsky, y dales un puñete!

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