lunes, 27 de julio de 2009

El manco de Lepanto: (o: Las malas palabras)


Ya en algún post me he referido a los conceptos vagos, globalizadores, que intentan pretendidos eufemismos que encubren la idea de robarnos nuestra identidad.

Acá quiero referirme a otro tipo de pretendidos eufemismos que encubren la hipocresía de nuestra sociedad bajo el manto de la no discriminación.

E inevitablemente me viene a la memoria la genial exposición del Negro Fontanarrosa (¿o debería decir el "hombre de color" Fontanarrosa?) en el Congreso de la Lengua en Rosario 2004, con respecto a las malas palabras.

Y esto viene a cuento porque uno ya no escucha hablar de sordos, mudos, ciegos, como si éstas hubiesen pasado a ser malas palabras porque nos dicen, no sé con qué fundamento, que implican discriminación. Entonces, con esa capacidad moderna de infinita bondad para quitarle identidad a todo, existiendo la palabra "discapacitado", inventaron la expresión "personas con capacidades diferentes", como si con eso se les sacara algún peso o humillación que la sociedad les inflige.

Ahora resulta que decir "personas con capacidades diferentes", lleva a preguntarse ¿diferentes a quién?. Y como la verdad es que estas personas no tienen una capacidad nueva, adicional a la del resto de las personas, el significado de "diferentes" sólo se puede referir a que son menores en comparación con una mayoría que las posee todas y eso sí resulta discriminatorio.

Así aparecen los pretendidos eufemismos y escuchamos hablar de hipoacúsicos, afásicos o invidentes como vocablos "correctos" del docto mundo "correcto".

El común de la gente mientras tanto seguirá describiéndolos como sordos, mudos o ciegos sin los oscuros significados que a estos vocablos quieren adjudicarles, y los aludidos no sentirán ninguna imaginaria humillación o discriminación en tal designación, como no la ha habido nunca.

Otra cosa muy distinta es la designación peyorativa, pero eso es despreciable y no depende de ser discapacitado o no, ya que se produce con otro montón de palabras que sin embargo no son reemplazadas, como boliviano, villero, piquetero, oficialista.

Finalmente, a estos mismos hipócritas les pregunto: ¿Ustedes han visto en muchos lados que digan que Beethoven era hipoacúsico o Borges invidente? ¡No, señores!, eran sordo y ciego respectivamente, sin que eso conlleve ninguna humillación, ni discriminación.

¿Y con "el manco de Lepanto" che facciamo?

Les dejo esto para que se vean en su propio espejo.

2 Interpretaciones:

grace dijo...

Cada vez que me hablan de "capacidades diferentes" me acuerdo del ciego de Gasalla. Ese sí que era diferente, y se burlaba de todas nuestras hipocresías y los buenos modales de las buenas personas. Son los mismos que se enojan con vos y te dicen:"esta chinita..." Porque decir negro de mierda, bolita, pareciera que no es discriminación, ¿no? Eso sí, la Gaby tiene que bailar con Mauricio en el tablao del Pro.Como con tantas otras cosas, el posmodernismo nos ha tapado con palabras los verdaderos significados.Teníamos un rector en el Colegio Nacional con una pata mucho más corta que la otra. Para nosotros era el Rengo, ni sabíamos su nombre: y ahí no había discriminación. Le teníamos terror al Rengo. Ah, a Cervantes le podríamos decir, el escritor con capacidades diferentes por haber sido un mutilado de guerra, y todos estarían contentos. Eso sí, nadie sabría a quién nos estamos refiriendo

Surito dijo...

Grace:jajaja, genial lo de Cervantes. Pero esa es la pacata realidad.
Un saludo.