domingo, 19 de abril de 2009

Volver a las fuentes (o: No hagas de tu culo un pito)

Escribo estas reflexiones después de haber leído, en el blog Tirando al medio, "Grande Luis!!" y "La lucha ideológica en el seno de la clase media", posts que me parecen relacionados por el tema de cómo llegar argumentativamente a la clase media "cacerolera".

A propósito del "debate" D'Elía-Peña-Lanata y a raíz de un comentario al post, donde alguien dice que "el que miró el programa terminó en el mismo lugar que empezó" y "ninguno de los dos le hizo realmente cambiar el lugar a nadie", se me ocurrió pensar que en esas frases está expresado precisamente el error de concepto que cometen, tanto los que debaten como los que los ven y/o escuchan, en cuanto a la actitud con la que se encara un debate.

Pienso que cuando uno presencia una polémica, así como cuando lee los diarios, no debería hacerlo con el propósito de salir convencido por lo que lee, escucha o ve, sino para enriquecerse con el aporte de argumentos a favor y en contra de una de las dos posiciones, que podrían no ser las únicas, para después reflexionar y decidir, de una manera personal, no-interpretada, nuestro pensamiento al respecto. Esto deberían tenerlo en cuenta los entrevistados, sobre todo cuando se intenta aclarar un tema para un sector como la clase media desarraigada, sobre la cual los medios tienen una gran penetración ideológica. Por eso, el objetivo debería ser hacer pensar al televidente (y/o radioescucha, para que no me lo observe Peña) y para eso hay que prepararse, e insistir convencido en la actitud.

No nos olvidemos que Scalabrini y Jauretche fueran también pregonadores callejeros y no creo que su deseo más profundo fuera convencer a sus ocasionales y escasos oyentes después de veinte o treinta minutos de discurso peatonal, sino activar sus neuronas mostrándoles otra visión de las cosas, "desazonzarlos". Lleva tiempo y sacrificio, pero forma conciencias a largo plazo sobre todo después de años de haber estado sometidos al "sálvese quien pueda" de la destrucción de la identidad nacional.

Dicho esto, considero que lo presentado por Lanata no fue un debate, entre otros motivos:

a) Porque nunca debe haber tenido otra intención que la de crear un circo marketinero donde los citados se carnearan a mansalva, cosa que D'Elía no permitió.

b) Porque Lanata nunca ofició de moderador sino de complemento del escaso Peña, como por ejemplo al tratar de extender la "tarea desarrollada a favor de los pobres" de 1976 hasta el 2003 a la del gobierno de los K, en un afán igualador digno del periodista.

c) Porque no hubo dos entrevistados igualmente preparados para polemizar: uno militante de toda la vida, hecho a los golpes de la misma, con discernimiento propio y otro que cree que milita porque crea dos personajes que interpreta, cuyos argumentos son clichés de las fuentes en las que abreva (Clarín, algo de Página 12), que tiene una cuñada "negra africana" (¿habrá querido decir que son los peores negros?), como si se hablase del color de piel.

En fin, más allá de demostrar la diferencia de solidez que sustenta a uno y a otro, creo que es un desperdicio de la capacidad de D'Elía en algo que no aporta a despertar neuronas y que sólo se justifica como respuesta a la ofensa rastrera a su hijo.

Con respecto al segundo post, reitero algo que he dicho acá: me parece que la lucha ideológica en la clase media se da a través de una institución hoy bastardeada, desacreditada, cuya destrucción sistemática se gestó a partir de 1976 ya sea asesinando a sus referentes en una época, o tratando de convencernos actualmente que eso es algo superado, y que son los partidos políticos. Hay que volver a la doctrina, a cultivar el deseo de militar para enseñar a pensar dentro de las estructuras del partido político, para que las unidades básicas o comités sean escuelas de formación cívica con pensamiento nacional, aunque no sea lo "correcto".

También lleva tiempo, porque las estructuras derrumbadas no se recrean fácilmente (lo saben los que hicieron el daño), ahora si queremos algo para ya, ahora, entonces sigamos viendo TN y leyendo "Clarín" o "La Nación"... o escuchándola a Susana Giménez.

3 Interpretaciones:

LeoAbsurdo dijo...

Excelente. EL problema es que Peña es tan solo uno más de tantos referentes "rebeldes" que compró la clase media-fascista. Y ingun aguantaría el más minimo debate con Delía o Anibal fernández. Son transgresores de tubo catódico, rebeldes de set televisivo.

Surito dijo...

Leo: Jajaja. Me gusta lo de transgresores de tubo catódico, de set televisivo. Tal cual.
Cómo no se da cuenta esa gente que como persona es un cliché caminando.
Un saludo y gracias por pasar viejo.

julio dijo...

Creo porque también esta sociedad es más Hipocrito ,los medios de comunicación abundan pero nadie dice lo que piensa realmente ,solamente como protesta y sin ningún argumento constructivo o de analisis.
En otros tiempos creo que la realidade no era esquiva a nadie entonces la gente necesitaba debatir,involucrarse,militar o convertirse en montonero.Pero participaba,ahora no.