lunes, 6 de julio de 2009

¿Nos caemos o no nos caemos? (o: ¿Volverán las oscuras golondrinas?)


Estamos cansados de oír declaraciones de todos los ámbitos patrióticos (léase políticos "republicanos", patrones sojeros, industriales "nacionales" agrupados en la U.I.A. y columnistas estrella de los grandes medios capitalinos), que desde que se inauguró este modelo de país Argentina "se cae del mundo", queriendo con ello expresar que comenzamos a transitar un camino de menos dependencia, menos"relaciones carnales" y más autodeterminación de nuestra política con respecto a la que nos dictaban los países del "primer mundo", los más esclarecidos, los más avanzados, los "países normales" a juicio de ellos digamos, y nuestro intento de conformar una integración regional con los países de Suramérica, cuyo primer paso lo constituye el afianzamiento del Mercosur.

Para estos personeros es importante no dejar de someternos a los dictados de un grupo de países que intentan mantener sus privilegios de invasores expoliadores, que consideran a todos los demás países del mundo como recipientes de donde extraen sus materias primas y donde arrojan sus residuos para mantener el nivel de vida de sus ciudadanos, de "su gente", más que los medios que los mismos utilizan para lograrlo.

Así vemos que las invasiones arbitrarias a países, o el apoyo a dictaduras, o el asesinato indiscriminado de la población civil, o las torturas, pasan a ser algo no digno de condena cuando a ellos le son necesarias.

Ahora resulta que cuando como en el caso de Honduras, un presidente democráticamente elegido es secuestrado por orden de personeros de ese mismo país y depositado en otro país, poniendo en su lugar a un payaso con cara de respetable que dice con toda la soberbia que fue legalmente nombrado por un congreso traidor y presupone que es más representativo que el presidente, en un acto anacrónico de golpe de estado indisimulable, el apoyar explícitamente su defensa con la presencia de nuestra presidenta en el lugar, no es integrarse al mundo.

Claro, como dijo la autodidacta de Villa Cañás, ¿a quién le interesa lo que pasa en Honduras?. No es Miami, París, Nueva York o Londres, que es lo que conocen. ¿Qué le iba a aportar el depuesto gobierno de Honduras a la clase garca argentina, si amagaba con interesarse por tomar medidas que se inclinaran por los más pobres, dicho sea de paso demasiados en ese sufrido país?

Por eso nuestros "demócratas" en este caso ponen el grito en el cielo y le reclaman a la Presidenta, con una doble moral desfachatada, su presencia en nuestro suelo, aislarse del problema, "caerse del mundo", como si defender la incipiente democracia lograda en esta parte del globo a costa de mucha sangre fuera algo intrascendente, una minucia.

Pero aunque no se vea a través de los medios, hay un único país al que curiosamente pareciera interesarle. ¿Namibia, Guinea, Burkina Faso?. No, no, no... nuestra pareja de relaciones carnales, sí señores, aunque no sabemos cuál es su verdadero interés.

Si no, ¿por qué habiendo retirado todos los países sus embajadores de Honduras (incluídos los de los países de la Comunidad Europea), el embajador norteamericano, conocedor del intento de golpe una semana antes, aún no se ha ido del país, teniendo incluso diálogo con los golpistas?

¿Volverán las oscuras golondrinas?

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