miércoles, 28 de octubre de 2009

Don Bluis (o: Los tiempos de la yapa)


De los recuerdos más intensos de mi infancia, uno de los que mejor define, según mi parecer, los pro y los contra del modelo globalizador consumista, es el de Don Bluis.

- Andá al almacén y comprá azúcar y masitas "Efe"- decía mi vieja y me daba un papelito con las cantidades, una bolsa y la libreta de tapas negras "para anotar".

El almacenero era Luis Funari, Don Bluis, un tano buenísimo que rondaría los sesenta pirulos. Su "hiper" era el salón delantero de su casa, enorme hasta de altura, cubiertas las paredes de estanterías, con dos mostradores que separaban la sección Almacén de Fiambrería.

Yo me acercaba a Don Bluis y le daba el papelito con el detalle.

Las "Efe" estaban, como todas las galletitas, en latas grandes y de allí se despachaban previa pesada.

El azúcar estaba en bolsas y de allí se separaba cada venta con un cucharón de metal con forma de media caña, como de un kilo de capacidad.

Y así casi todo, a granel y a la vista. Había olor a almacén en ese lugar.

Y las ventas tenían algo en común: la yapa, esa costumbre que era habitual y que aunque no sé de dónde proviene, sí sé que ya casi no vive entre nosotros.

Finalmente la mercadería, que nos daban envuelta o en bolsas de papel (afortunadamente no existían las de plástico), era anotada por Don Bluis en la libreta, que acumulaba el gasto fiado mensual.

¡Rara época donde existía la yapa para abaratar los precios, en lugar de darnos menos para abaratar manteniendo los precios!

Donde el almacén tenía olor a almacén.

Donde uno era un vecino para el comerciante y viceversa.

¿Que los costos eran mayores por una cuestión de volumen de compra comparado con un "hiper"? Puede ser, pero la calidad era mejor sin duda.

¿Que tenemos la ventaja de tener todo en un mismo lugar? Si pero ¿a qué distancia de nuestras casas? ¿es accesible para todos?

Los supermercados trajeron el incremento del consumismo a costa de la calidad y de la consideración del cliente como individuo con dignidad.

Como en el sistema global, existen muchas especies extintas o en vías de extinción en la simple "institución" de un supermercado: el almacenero, el verdulero, el carnicero, el panadero...

¿Habrá valido la pena?